jueves, 12 de abril de 2012

1º Novela: Cap.12


12
No hagas cosas de las que luego puedas arrepentirte



  Marine acodó el brazo sobre la mesa mientras untaba mantequilla baja en grasa sobre su tostada de pan integral. Seguidamente le dio un mordisco.
  -Esta tarde llegaré más tarde a casa.-Marine se limpió la comisura del labio con una servilleta de tela.
  -¿Y eso?-preguntó su madre. La señora Chifflet era una mujer regordeta que casi siempre llevaba en su cabello rubio una coleta (según ella le daba suerte). Cuando era joven se mudó desde la isla francesa Córcega a Tucson para estudiar Bioquímica. Allí fue donde conoció al señor Bradley con quien finalmente se casó y se fue a vivir a Los Ángeles.
  El padre de Marine entró por la puerta en ese momento con una radio en la mano.
  -Es que me voy con Alan a un bar de las afueras.-Marine miró a su madre que mostraba una mueca de intriga. –Si, mamá. Es un bar apto para menores.
  A su madre no le gustaba que su hija fuera a lugares donde hubiera alcohol ya que cuando ella era joven tuvo una mala experiencia con la bebida. Sin embargo, Marine bebía.  Y mucho.
  -Hija, ten cuidado con ese noviete tuyo.-Su padre dejó el receptor en la encimera de mármol y cruzó los brazos.- Ya sabes en lo que piensan los chicos de tu edad.
  Marine se atragantó con la leche al escuchar decir eso a su padre.
  -¡Papá!-apartó la mirada.-No va a ocurrir nada.
  -Eso dicen todos y luego terminas con un bebé entre los brazos.
  La señora Chifflet se rió.
  -No seas estúpido, papá.-Marine notó algo que le acariciaba la pierna. Era su pastor alemán Candy que había posado una de sus patas sobre ella. Marine deslizó la mano para acariciarle su suave cabecita.-Será mejor que me vaya o creo que me voy a poner enferma.-Inmediatamente se levantó de la mesa y dejó los platos en el fregadero.
  Marine se dirigió a su cuarto y cerró la puerta delicadamente. Abrió su armario y comenzó a vestirse rápidamente. Nathalie iba a ir a recogerla con su coche, y si no se daba prisa, llegaría en cualquier momento y ella no estaría vestida.
  Se puso una camisa color rosa y una ajustada faldita azul claro. Luego se sentó y calzó unas bailarinas del mismo color  que la camisa.
  Tras eso, se metió en el baño y se pasó una esponjita triangular untada de maquillaje de Lancome. Después se limpió los dientes y se pasó el cepillo por el pelo hasta que el claxon de un coche sonó irrumpiendo el absoluto silencio que había en el servicio.
  Bajó las escaleras todo lo rápido que le permitían sus piernas hasta que llegó a la puerta y se despidió de su familia con un grito.
  Salió de su casa y se metió en Hummer de su amiga.
  -Hola.-Nathalie le dio un besito en la mejilla y luego la estudió con la mirada.- ¿Qué te ha pasado en la cara?
  -Es que no me ha dado tiempo a maquillarme bien.-Marine abrió su mochila y sacó un pequeño estuche y extrajo su brillo de labios y rimel y se acicaló mirándose en el retrovisor.

  Llegaron al instituto y bajaron del coche.
  Todas las miradas se fijaban en ellas y todos los chicos se quedaban con la boca abierta al verlas pasar.
  Marine alzó la cabeza entre la multitud de personas que entraban en el centro. Allí estaba Alan, esperándola en su taquilla como cada  mañana.
  Le dio un profundo beso en los labios en señal de saludo y luego abrió su taquilla introduciendo la combinación. Dejó la mochila en su interior y sacó el libro de Historia del arte.
  Tras eso, le agarró la mano y anduvieron lentamente por el pasillo, esquivando a los alumnos que llegaban tarde a sus respectivas clases.
  -Estoy deseando que llegue esta tarde.-Marine se paró enfrente de su aula y se mordió el labio.
  -Yo también tengo ganas. Seguro que te encantará el sitio al que te voy a llevar.-Alan se apoyó en la pared acercándose a Marine.
  -Te veo luego.-Marine lo apartó delicadamente sonriendo y guillándole un ojo.
  Se metió en la sala con el libro de la materia entre los brazos. Se giró y vio a Sean sentado en la última fila. Le saludó moviendo rítmicamente los dedos y el se lo devolvió alzando la mano con una sonrisa.
  Se sentó al lado de la ventana y abrió el tomo cuando el profesor Reeds entró por la puerta.

  El timbre sonó interrumpiendo la clase de francés avanzado.
  Marine agarró su libro y su estuche y salió escopetada de la clase.
  Se le habían hecho eternas todas las clases que había tenido: después de la clase de Historia del arte tenía Matemáticas, Filosofía, Psicología, Literatura y por último francés.
  Marine se dirigió hacia su taquilla y se apoyó en ella, cansada. Guardo los libros que necesitaba en la mochila y se encaminó hacia la entrada donde Alan estaría esperándole. Sin embargo, para su sorpresa, Alan no estaba.
  Marine comenzó a esperarle mientras veía como sus compañeros se marchaban del centro.
  Principió a buscarle por el edificio, agotada de esperar.
  Se encontró con Emm, que se había quedado un rato más en la clase de latín. Se acercó a ella. Vestía con una camiseta sin magas tronquelada de color naranja y unos shorts vaqueros.
  -Hola Emm, ¿has visto a Alan?
  -No, lo siento.-Emm la abrazó con el Samsung en la mano, preparada para llamar a su novio Liam.-Bueno, Marine, siento no haberte sido de ayuda, pero me tengo que ir. Hasta luego.-se marchó con la mirada fija en su móvil.
  Marine comenzaba a impacientarse y decidió salir a buscarlo al pabellón de deportes.
  Avanzó entre las anchas paredes de azulejos de la nave hasta que se detuvo al escuchar una voz que provenía del pasillo que llevaba al estadio.
  -Aquí no… podrían vernos.-dijo una voz que le resultaba muy familiar.
  -Lo se. Por eso lo hago…-Era una chica la que hablaba aquella vez.
  El adolescente se rió y después se escuchó el sonido de un delicado beso.
  Marine se asomó en la esquina y por fin lo vio; se quedó boquiabierta.
  Alan estaba allí, apoyado en la pared de baldosas, con otra chica, Ashley Becker.
  Él se giró al percatarse de que alguien le observaba. Apartó a Ashley al darse cuenta de quien era.
  -¡Marine!-intentó acercarse a ella pero esta se apartó como si de un asqueroso insecto se tratara.
  -¡No me toques!-las lágrimas le acudieron a los ojos.- ¡¿Cómo has podido?!-e inmediatamente se acercó y arremetió contra él una bofetada. 
  Él se coló la mano sobre la mejilla enrojecida y salió detrás de ella cuando esta salió del edificio.
  -¡Marine espera! ¡Puedo explicarlo!
  -¡Explica esto!-Marine se giró le enseñó el dedo corazón con rabia. Tras eso, se dirigió hacia la salida del instituto. En esos momentos habría deseado tener coche para poder alejarse de allí, pero puesto que no disponía salió corriendo hacia las afueras del pueblo.

  Cansada, se sentó en la acera, enfrente de otro instituto.
  Por fin, las lágrimas cedieron y cayeron sobre sus mejillas. << ¿Cuánto tiempo llevaría engañándome?>> se preguntó.
  -¿Estás bien?-cuestionó una voz tras ella.
  Ella se giró y le observó. Era un chico alto con el cabello de color rubio ceniza y unos increíbles ojos verdes.
  -No, estoy bien…-mintió.
  -Pues, normalmente, cuando alguien está bien no llora.-se sentó al lado de ella y se acercó.
  Marine le miró fijamente y descubrió que no le molestaba su presencia.
  Algo le vino a la mente. Necesitaba vengarse de Alan y que mejor forma que…
  Aquel chico comenzó a hablar y esta lo cayó, plantándole un beso en los labios.
  -Lo siento, esto no es típico de mí…
  Pero para su sorpresa, él se acercó y volvió a rozar los labios con los suyos.
  -Woah…-suspiró.-Me llamo Marine, ¿y tú?-sonrió
  -Liam, Liam Lauper.   

No hay comentarios: